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La importancia del branding para tu negocio

Construir tu marca es indispensable para fidelizar a tus clientes. Aprendé de qué se trata y aplicá estos consejos para tu negocio.

Imagina que quieres comprar un par de zapatillas deportivas: ingresas a Google y buscás “Zapatillas Nike”. Seguramente encuentres varios anuncios, que al seleccionar uno de ellos, te llevará a la tienda online o al producto listo para comprar.

¿Esto te parece natural? Claro que sí, es lo que hacemos todo el tiempo. Básicamente la diferencia entre buscar “Zapatillas deportivas” y “Zapatillas” de la marca que sea habitual para ti, es el poder del branding.

¿Qué nos permite hacer el Branding?


Permite ponerle intención de marca a un proceso de compra de manera orgánica y natural ya que las personas prefieren aquello con lo que se representan o sienten representadas, con lo que se conectan.

La construcción de Branding (o marca) no es sólo acerca de logos, colores y tipografías; es acerca de experiencias, empatía e interacciones reales. Qué productos vendes, cómo atiendes a tus clientes, cómo respondes a sus mensajes, cómo los asistes ante un problema, qué valores representa tu identidad, qué les haces sentir. Todo este conjunto de actividades es parte de la construcción de marca.

Construcción de una marca

Te voy a contar una pequeña experiencia personal. Hace unos años tomé la costumbre de ir a Villa General Belgrano durante aquellos días donde necesito concentrarme. Es un lugar ideal que tiene el confort y la naturaleza que me permite enfocarme al máximo. Ya van varios años (pandemia de por medio) que repito la rutina, voy dos o tres días y me interno a pensar y escribir.

En mi último viaje combiné esto con un viaje familiar. Era 3 de Enero aproximadamente, apenas llegamos al lugar fui a bajar las valijas y se me cayó la computadora. Fue una caída de esas que ya te imaginas el resultado. Dije: “¡Noooo!”. ya estaba sufriendo por la computadora y porque me iba a perder la oportunidad de escribir. 

Si bien había alguien que nos asistía con las valijas y demás, la ansiedad me ganó por querer bajar todo rápido. Al entrar al lobby, lo primero que hice antes de registrarme fue sentarme en un sillón y chequear que la computadora funcionara. Para mi mala noticia, no prendía. Pensé: “No voy a poder escribir”.

Entre el check in, los berrinches y el mal humor se acercó el encargado, quien ya me conocía, para preguntarme qué me había pasado, a lo que le conté tristemente toda la historia. “Qué lástima”, me dijo mientras asentía con la cabeza. 

Ingresamos al lugar, nos acomodamos, descansamos un poco y nos fuimos a pasear para sacarnos la mala onda de encima. Aclaro que la familia la tuvo que remar bastante, cuando me pongo de mal humor me reconozco insoportable.

Al regresar a la habitación fue cuando encontré mi sorpresa. Había una notebook chiquita con stickers de unicornios y demás imágenes infantiles irreconocibles para mí, con una nota que decía “Para que pueda aprovechar el tiempo, esta es la compu de la escuela de mi hija y no la necesitará en estos días, espero que le sirva”.

“Wow, esto es increíble”, pensé. Eso es construcción de marca, pensar en el cliente, empatizar con sus problemáticas, resolver sus problemas, conectarse con la situación. 

 

¿Cuál fue el costo de esta acción? 

Ninguno, el encargado utilizó las herramientas que tenía para resolver algo que no tenía que resolver e insisto, algo que no tenía que resolver, no estaba dentro de la propuesta de servicios del lugar. 

¿Dónde crees que volveré a hospedarme? ¿Crees que una oferta o un descuento pueden ganarle a experiencias como estas? La fuerza de anclaje de este tipo de experiencias es muy difícil de cambiar. Construir marca no se trata de hacer una cosa o la otra, se trata de hacer una cosa y la otra, son todas las experiencias las que crean la conexión. 

 

Atención: el activo más valioso

Vivimos en una época sobre-comunicada, recibimos estímulos de manera simultánea por múltiples canales: emails, notificaciones de redes sociales, grupos de WhatsApp, publicidades, etc. Realmente nuestra cabeza se encuentra al límite de la atención todo el tiempo. La forma de protegernos y no explotar es mediante un mecanismo que se denomina “atención selectiva”.

Imagina una barrera de seguridad que solo deja pasar lo que nos interesa o lo que es “relevante” para nosotros. Es aquí donde el branding comienza a tener sentido, las empresas y marcas necesitan volverse relevantes para sus clientes para capturar un poco de su atención. 

La atención se vuelve el bien más preciado y todo lo que hacen las empresas se trata de capturarla. Una publicidad, un local bien diseñado o un post en Instagram, un encargado conectado con sus huéspedes, todo es acerca de lograr atención y experiencias con los clientes. Y la forma en que las empresas y negocios lo consigan definirá de alguna manera su participación en el negocio. 

La atención se vuelve el activo que hace crecer todo y que crea los resultados. Y no se consigue con promociones y descuentos, se consigue cautivando corazones. 

Para mi, construir una marca se trata más de una historia de amor que de un plan de medios o de marketing. Tienes que hacer que sea sincero y real para el consumidor. Tienes que pensar a largo plazo desinteresadamente. Tienes que dar, para eventualmente recibir.

El retorno de todo esto es que te vuelves imbatible, es lo que hace que las personas busquen “Zapatillas Nike” en lugar de “Zapatillas deportivas” dejando a la competencia totalmente fuera de la ecuación.

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